Para que haya más gente capaz de prestar primeros
auxilios, muchas Sociedades de la Cruz Roja y de la Media
Luna Roja se han dedicado a inculcar conocimientos sencillos
que permiten salvar vidas. No se trata de enseñar
teoría ni de obtener certificados, sino simplemente
de despertar en las comunidades la confianza para que puedan
actuar en caso necesario.
“La última vez que me mostraste esto, no pude
hacerlo porque estaba demasiado débil”, dice tranquilamente
una mujer de mediana edad –llamémosla Mary– mientras
se arrodilla con tanteo en la alfombra junto a un maniquí de
demostración. Mary vive en un centro de rehabilitación
en Bedford (Reino Unido), donde lucha por vencer su adicción
al alcohol.
Dan Sheridan, instructor de la Cruz Roja Británica,
se encuentra en este edificio de ladrillos de dos pisos para
impartir el segundo de dos cursos de primeros auxilios a Mary
y otros tres residentes en este su hogar temporalmente. Sheridan
estructura el curso más bien como una conversación,
haciendo preguntas, echando bromas y motivando a sus alumnos
en cada etapa. “Eso es, tranquilos, no es tan difícil”,
así los va guiando.
Mary se inclina y apretándole
la nariz al maniquí, sopla por la boca. Cuando el pecho
se infla, sonríe alivia-da. La mayor parte del tiempo
la dedica estos días a aprender a sanarse. Hoy ha adquirido
los conocimientos para salvar la vida de otra persona. “Genial”,
exclama Sheridan. “Ves, puedes lograrlo.”
Un deber cívico
Los primeros auxilios han constituido
el pilar del Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna
Roja desde que Henry Dunant organizó a los civiles para
que prestaran ayuda a los soldados heridos tras la batalla
de Solferino en 1859. Es más que una técnica:
es un acto de humanidad que se realiza sin discriminación
y permite a las comunidades que se ocupen más de su
propia supervivencia y bienestar. Es una responsabilidad que
incumbe a la ciudadanía en general y un elemento esencial
de las comunidades seguras y resilientes.
Nehal Hefny de la
Media Luna Roja Egipcia, observa que existe un deseo real de
capacitación a nivel de la comunidad porque muy a menudo
los servicios de emergencia públicos no pueden responder
con la suficiente celeridad en muchas regiones del país. “La
formación es una de nuestras principales actividades
y es muy popular.”
Que se trate de los barrios pobres
de El Cairo, de una aldea remota en Myanmar, de las favelas
de Brasil o de un barrio periférico de Londres, la formación
en primeros auxilios brinda a las personas la posibilidad de
realizar un acto que permite salvar la vida y demostrar los
valores humanitarios en su propia comunidad. En aquellos lugares
donde el acceso a los servicios de emergencia es limitado o
inexistente, es imperioso aprender las nociones esenciales
para salvar vidas. “A menudo la gente busca tener nociones
para prevenir las emergencias y responder a ellas”, explica
Eric Bernes, especialista del CIC R en primeros auxilios. “Todos
somos capaces de salvar vidas”, añade Grace Lo,
especialista en primeros auxilios para la Federación
Internacional. Llegar a las comunidades vulnerables, dice,
es esencial para alcanzar el objetivo de “Primeros auxilios
para todos”, tema en 2010 del Día Mundial de los
Primeros Auxilios, planeado para el 12 de septiembre por la
Cruz Roja y la Media Luna Roja.
No obstante, en muchas partes
del mundo, tanto en los países de altos ingresos como
en los de bajos ingresos, hace falta impartir formación
en primeros auxilios a un mayor número de personas y
comunidades. En varios países de altos ingresos de Europa,
por ejemplo, el público considera los primeros auxilios
como una materia facultativa. Los que han tomado un curso en
el pasado piensan que así están cumplidos, aunque
hoy no se acuerden de nada (hay estudios que muestran que lo
ideal sería que una persona hiciera un curso de repaso
cada seis a doce meses).
Diane Issard, responsable del Centro Europeo de Referencia
de Formación en Primeros Auxilios, dice que para garantizar
que se disponga de ayuda en todo momento, por lo menos el 30%
de la población debería tener conocimientos de
primeros auxilios. Sin embargo, un informe reciente de la Federación
Internacional muestra que incluso en Europa existen grandes
diferencias. En Noruega, por ejemplo, el 95% de la población
conoce las técnicas básicas de los primeros auxilios,
mientras que en Hungría, dicho porcentaje es inferior
a 1.
Esta carencia se debe en parte a la legislación.
Cuando un gobierno exige que los ciudadanos aprendan primeros
auxilios en la escuela, que la formación en primeros
auxilios sea un requisito para la obtención de la licencia
de conducir o que su conocimiento sea obligatorio en el lugar
de trabajo, el número de personas que tienen conocimientos
en la materia sube automáticamente. Desafortunadamente,
muchos gobiernos con frecuencia no ven en los primeros auxilios
una prioridad política porque los programas escolares
están ya sobrecargados y las licencias de conducir ya
son lo suficientemente caras. Este punto de vista hace caso
omiso del hecho de que los primeros auxilios permiten no sólo
salvar vidas sino también ahorrar dinero reduciendo
los costos del tratamiento médico.
Ghana es uno de los países que recientemente ha establecido
por ley la formación en primeros auxilios. Una de las
principales causas de muerte allí son los accidentes
de tránsito: más de 1.600 al año. Durante
años, la Sociedad Nacional y sus asociados ejercieron
presión ante el Estado para que la formación
en primeros auxilios fuera obligatoria para los conductores
y, finalmente, a principios de este año, se adoptó una
ley por la que se exige una formación de la Cruz Roja
a los que deseen obtener la licencia de conducir. Esta victoria
aún tiene obstáculos que superar, uno de ellos
es la falta de maniquíes, una inversión costosa
para los países en desarrollo. Kofi Addo, secretario
general interino de la Cruz Roja de Ghana, comentó que
es importante estar a la altura del mandato que se les ha encomendado.
En China, algunas provincias obligan a sus habitantes a seguir
una formación de la Cruz Roja antes de obtener la licencia
de conducir pero, por otro lado, no se alienta al público
a adquirir nociones de primeros auxilios y tampoco hay una
exigencia para las industrias de alto riesgo. Con el apoyo
de los fondos de la lotería nacional, la Cruz Roja China
se ha venido esforzando en los últimos años para
mejorar la calidad, normalizar los cursos en todo el país
y divulgar la importancia de los primeros auxilios al público
en general.
|

Matakina Simii, de 31 años, instructor de la Cruz Roja
de Tuvalu, enseña primeros auxilios a nuevos voluntarios
con la ayuda de una oficial de policía en un curso
de formación de fin de semana en la nación
insular del Pacífico.
©Rob Few/Federación
Internacional

Una voluntaria de la Cruz Roja de Mozambique dispensa primeros
auxilios y da consejos sobre el uso adecuado del agua a los
residentes del campamento de Chacalane.
©Christopher
Black/Federación Internacional
|
Volver
a lo esencial
Pero la formación en primeros auxilios no implica
simplemente adquirir conocimientos técnicos, sino
que es fundamental dar al público la confianza necesaria
para actuar. Incluso cuando las personas están capacitadas
en primeros auxilios a veces dudan. Algunas temen ver sangre
o contraer una enfermedad. A algunas les preocupa estar envueltas
en pleitos, aunque éstos son muy poco frecuentes en
ese ámbito. Sin embargo, el temor de cometer un error
suele llevar a lo que se conoce como el “efecto espectador”,
por el cual todas las personas esperan que otra actúe,
lo que es lamentable, porque hasta un masaje cardíaco
hecho torpemente puede salvar una vida, mientras que ninguna
intervención puede llevar sin duda a la muerte.
Por consiguiente, varias Sociedades Nacionales han llegado
a la misma conclusión: enseñar técnicas
de primeros auxilios complicadas desalienta a las personas.
En los Países Bajos, menos del 2% de la población
ha aprendido primeros auxilios, porque durante varios años
se ofreció al público un solo tipo de curso,
que duraba 32 horas y era caro.
En 2005, finalmente se otorgó a la Cruz Roja Neerlandesa
el derecho de enseñar primeros auxilios y ésta
decidió reconsiderar todo el proceso. “Algunas
Sociedades Nacionales han puesto énfasis en la entrega
de certificados de primeros auxilios”, dice el especialista
en primeros auxilios Patrick Logister. “Incluso en
los países donde el 80 ó 90% de la población
tiene un certificado, si nadie ayuda o no se enseñan
técnicas eficaces el efecto es nulo.” Los holandeses
han acortado la duración del curso, han hecho más
hincapié en los grupos destinatarios, tales como padres
jóvenes, y están promoviendo la propensión
a actuar dando a conocer al público que los pleitos
no deben disuadir a nadie de tratar de prestar primeros auxilios
para salvar vidas.
En Argentina, la Cruz Roja también está haciendo
lo necesario para mejorar y simplificar los métodos
de instrucción, después de darse cuenta de
que la mayor parte de lo que enseñan se olvida al
cabo de un año. “Los primeros auxilios siempre
se enseñaron como en la escuela con manuales y otros
textos”, explica Martin Roth, anestesista y por mucho
tiempo voluntario de la Cruz Roja. “El profesor te
da una lección y tú practicas, lo que puede
ser útil para los niños, pero los adultos tienen
otra forma de aprender.”
La Sociedad Nacional trabajó con un experto en educación
para adultos, que sugirió que se procediera como si
fuera un estudio de caso, con poco contenido, grupos pequeños
de discusión y muchos ejercicios prácticos. “Es
más fácil así memorizar la materia”,
asegura Roth. “No se trata de dar una cátedra”,
coincide Dan Sheridan, “sino de alentar a la gente
a que dé una respuesta, creando un ambiente seguro
y familiar.”
La finalidad es lograr que los primeros auxilios sean accesibles
a todos, incluso a los miembros más vulnerables de
la sociedad. La Cruz Roja Italiana y la Cruz Roja Helénica
están capacitando a los ciegos para que eviten y solucionen
accidentes en el hogar; la Cruz Roja Finlandesa capacita
a personas de edad y jóvenes en situación de
riesgo; la Cruz Roja de Armenia tiene un programa para las
comunidades remotas; la Cruz Roja Francesa ha trabajado con
jóvenes en los barrios marginales; la Cruz Roja Neerlandesa
lleva a cabo un programa para las comunidades islámicas,
la Cruz Roja de Rusia imparte formación a los obreros
y algunas filiales de la Cruz Roja China a trabajadores migrantes.
Por su parte, la Cruz Roja Británica ha hecho hincapié en
las personas con discapacidad física y mental.
En Afganistán, el CIC R imparte capacitación
en primeros auxilios a todas las partes en el conflicto,
apoyando a la Media Luna Roja Afgana a prestar primeros auxilios
y formación en la materia a los miembros de la sociedad
civil, tales como los taxistas, a los que con frecuencia
les toca llevar heridos al hospital. “Los taxistas
nos han confirmado lo importante que es para ellos la formación
en primeros auxilios”, señala Bijan Frederic
Farnoudi, encargado de comunicación del CIC R en Kabul. “No
pueden llevar a una persona al hospital en el tiempo normal
de dos horas y deben tomar caminos indirectos y complicados,
por lo tanto el viaje puede durar hasta siete horas. Esas
horas de más son a menudo la diferencia entre la vida
y la muerte.”
En zonas de conflicto o donde hay una violencia crónica,
como en las favelas de Río de Janeiro o en Cité Soleil,
barrio de Puerto Príncipe (Haití), los primeros
auxilios significan establecer un vínculo, entablar
un diálogo con los actores principales y los implicados
en el conflicto o en las situaciones de violencia, y crear
un “espacio humanitario”, explica Eric Bernes
del CIC R.
“Es mucho más que un simple vendaje”,
dice Bernes y añade que los que prestan primeros auxilios
en situaciones peligrosas dan un ejemplo único de
valores humanitarios. “Sí, desde luego, están
salvando vidas, pero lo más importante es que están
restableciendo la confianza y la esperanza, sobre todo en
situación de violencia, ya sea debido a la guerra,
a las pandillas, a la delincuencia o a lo que sea. Actuar
en tales circunstancias genera cierto grado de esperanza
de que las personas no sólo son destructivas sino
que también pueden ayudarse mutuamente”.
“Son realmente el ADN del Movimiento”, dice
refiriéndose a los primeros auxilios. “Desde
Solferino, ha sido un medio extraordinario, un sello de calidad
del Movimiento que hoy en día es necesario reforzar.”
Abrir la puerta
Los primeros auxilios también pueden ser una puerta
de entrada para alimentar la confianza de la gente y allanar
el camino para poner de relieve cuestiones delicadas. En
Irlanda, en 2009 se introdujo un programa comunitario de
salud y primeros auxilios en la prisión de Wheatfield
de Dublín, una instalación de mediana seguridad
que tiene 450 reclusos varones, muchos de los cuales cumplen
largas condenas. El proyecto, una asociación entre
la Cruz Roja Irlandesa, la división de salud de la
prisión y el comité de educación profesional
de la ciudad de Dublín, se inició para evitar
que se propagara la epidemia de H1N1 en el penitenciario.
Doce reclusos fueron elegidos para participar como voluntarios
de la Cruz Roja y recibir una formación en primeros
auxilios con conocimientos de salud pertinentes. Asistieron
a clases dos horas por semana, luego transmitieron al resto
de los detenidos lo que habían aprendido. Al parecer
el sistema funcionó: una cárcel vecina tuvo
varios casos de gripe porcina, pero no se registró ninguno
en Wheatfield.
Ahora bien, a Graham Betts-Symonds, responsable de salud
y enfermería de la prisión, lo que más
le impactó fue la transformación de los voluntarios
que participaron. “Si bien algunos [presos] tenían
dificultades de comportamiento en el pasado, resultó que
cambiaron totalmente como voluntarios”, dice. Quizás
el resultado más increíble fue la respuesta
que generó un proyecto de detección de VIH
realizado en junio de 2010, después de que unos cursos
de primeros auxilios destacaron que la sensibilización
respecto del VIH es un tema de salud esencial. En los días
anteriores a la prueba, los voluntarios distribuyeron folletos,
alentaron a otros presos a ir y hablar abiertamente sobre
el virus. Los resultados excedieron todas las expectativas.
Se realizó una encuesta durante las pruebas y las
respuestas de los presos demostraron que, sin el apoyo de
los pares, muchos ni siquiera se hubieran molestado en participar
en el proyecto.
“Cuando el personal médico se presentaba, los
detenidos entraban en sus celdas”, escribió uno
de ellos.
“Los tipos de la Cruz Roja lo hicieron un 1.000 por
ciento mejor que el personal”, observó otro.
“Se está más al tanto sobre el VIH/SI
DA, sobre todo respecto de las relaciones sexuales no protegidas”,
dijo un tercero.
Y un preso escribió: “Gracias a Dios, por esta
iniciativa.” |
“Es mucho más
que
un simple vendaje.
Sí, desde luego,
están salvando
vidas, pero lo
más importante
es que están
restableciendo
la confianza y la
esperanza.”
Eric Bernes,
especialista
del CICR en
primeros auxilios
|

Voluntarios de la Cruz Roja Brasileña, junto con el
CICR, ofrecen servicios gratuitos de primeros auxilios, así como
una formación en la materia a los residentes de las
favelas de Río de Janeiro, donde los servicios de salud
y emergencia son casi inexistentes.
©Patricia Santos/CICR
|